Bateau Lavoir

Situado en la Rue Ravignan, en Montmartre, Picasso se instala en él en 1904. Era un edificio de madera destartalado, coronando la calle con las chimeneas de sus estufas, que sobresalían de los tejados. Adentro, con poca luz, helado en invierno y un horno en verano, y con un baño para todos los inquilinos: Juan Gris, Modigliani, Max Jacob, Matisse, Braque, Derain, Van Dongen, Dufy, Maurice Utrillo, Apollinaire, Gertrude Stein. Esa fue la cuna del cubismo, y el escenario perfecto para la bohemia. Uno de los biógrafos de Picasso describe así el taller:

"Un lugar donde todo olía a trabajo y desorden, con un somier de cuatro patas en un rincón, una pequeña estufa de hierro, oxidada, soportando un barreño de tierra cocida que servía de lavabo, al lado mismo, en una mesa de madera blanca, una toalla y un pedazo de jabón. En otro rincón un baúl mísero pintado de negro constituido en asiento poco cómodo. Una silla de paja, caballetes, telas de todos los tamaños, tubos de colores desperdigados por el suelo, pinceles, recipientes con aguarrás, ninguna cortina, todo ello encima de un entarimado en estado de putrefacción. Pero en este miserable taller, y rodeado de los constantes ruidos callejeros, pintó Picasso los fantásticos cuadros de su magnífico período azul".

Allí cantaban, pintaban, recitaban poemas, bebían, bailaban hasta la madrugada, felices de ser jóvenes y de estar llenos de proyectos.

 
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