Se le suele asociar con los impresionistas y, de hecho, expuso con ellos en siete de las ocho exposiciones que realizaron. Sin embargo, su formación clásica en el dibujo y su rechazo por la pintura directa al aire libre dio lugar a un estilo que representó una alternativa relacionada con el impresionismo. Degas nació el 19 de julio de 1834 en París, en el seno de una acaudalada familia de banqueros. En 1853 ingresó en el taller del pintor Barriasy, y en 1854 recibió las enseñanzas de Louis Lamothe, seguidor de Ingres. Es conocido por su visión particular sobre el mundo del ballet, capturando escenas sutiles y bellas. Fue uno de los grandes renovadores de la pintura de su época, e influyó en Toulouse-Lautrec, Bonnard, Vuillard y Suzanne Valadon. El notable ojo de Degas nos recuerda que permanece en el arte lo inmenso: la disciplina, el ejercicio del encuentro con la inspiración y sobre todo, la constante añoranza de lo fundamental. A medida que pasaron los años, se aisló, en parte debido a su creencia de que «un pintor no puede tener vida personal». Se cree que estuvo trabajando en pastel hasta fines del año 1907, y también que continuó haciendo escultura hasta finales de 1910. Aparentemente dejó de trabajar en 1912, cuando la demolición de su residencia en la rue Victor Massé lo forzó a mudarse al boulevard de Clichy. Nunca se casó y pasó los últimos años de su vida prácticamente ciego, «vagando sin sentido por las calles de París», hasta morir en 1917.
© Wikipedia y Epdlp
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