Santiago Rusiñol i Prats

Nació en Barcelona, en el seno de una familia de industriales del textil. Se forma en el Centro de acuarelistas de Barcelona y fue discípulo de Tomás Moragas. El año de 1887 es fundamental en su vida ya que muere de su abuelo y se divorcia de su mujer, con la que se había casado un año antes. Todos estos acontecimientos hacen que se marche a París en 1889, donde vive en Montmartre junto con Ramón Casas, Ignacio Zuloaga y Miguel Utrillo, cerca del Moulin de la Gallete. Decide emprender una vida de artista con el fin de dedicarse profesionalmente a aquello que hasta entonces había sido su máxima afición: la pintura. Allí son sus maestros Puvis de Chavannes y Carrière, y se siente atraído por los pintores impresionistas. Además de su actividad como pintor, también desarrolló un importante trabajo como escritor. Envía desde Montmartre al diario español "La Vanguardia", Cartas desde El Molino, y se convierte en cronista de la vida de bohemia, de los sacrificios de sus practicantes y de la fuerza embriagadora del ideal artístico. En 1894 invita a Ignacio Zuloaga a visitar Italia, sobre todo Florencia, dónde pasaron cuatro meses. Vivió siete años en París, y luego regresó a España, arrastrando la secuelas de una caída en París, cuyos dolores le habituaron al consumo de la morfina. Humor amable y melancolía triste, un poco desencantado de la vida, combinación de pintor, dramaturgo, comediógrafo, novelista y celebridad popular casi mítica, bohemio de casa bien, coleccionista, anticuario y con un extensísimo anecdotario. Murió en Aranjuez, el 13 de junio de 1931, pintando en medio de los jardines que tanto amaba. Su imagen, con el pelo largo y barba blanca, una pipa o un cigarro en los labios y una sonrisa, se había convertido en el emblema de la vida bohemia y de la eterna juventud.



 
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