Erik Satie

Huérfano de madre, fue educado por su abuelo y un tío, que le transmitieron su afición a dejarse llevar por todo tipo de fantasías e historias fabulosas. Habiendo demostrado unas especiales aptitudes para la música, en 1879 entra en el Conservatorio de París. Sin embargo, poco dado al trabajo continuado, la disciplina y las reglas, hacia 1886 sustituye las clases por los cabarets de Montmartre, donde se ganaba sus francos de músico ambiental, entre el humo disoluto de la crápula. "¿Por qué no usar los métodos de representación de Claude Monet, de Cezanne, de Toulouse-Lautrec y demás? ¿Por qué no hacer trasposiciones musicales de los mismos?", esto es lo que Satie le dijo a Debussy. De esta analogía entre artes surge el impresionismo musical, el fugaz, el inasible destello de color que tiembla y se esfuma, a la orilla escalonada de los pianos. El humor y la ironía de Satie no sólo se manifestará en sus composiciones, sino también en las anotaciones con que acompaña a manera de indicaciones todas sus partituras. Entre sus amigos se encontraba lo más destacado de la época: Georges Braque, Juan Gris, Debussy, Ricardo Viñes y, antes que ninguno, los pintores Santiago Rusiñol y Ramón Casas. Sólo se le conoció una relación amorosa: Suzanne Valadon y le fue presentada por el pintor Utrillo. Para conquistarla la agobió enviándole a diario ramos de flores a su hijo, Maurice Utrillo, que tenía once años de edad. Corría el año 1893 y Satie componía entonces las piezas de su periodo místico. Una de esas piezas sería Danza Gótica, escrita para darle un poco de sosiego a su alma en un momento en que su relación amorosa le trastornaba hasta la enfermedad. Considerando que su unión con Suzanne le perjudicaba seriamente, no sólo a su salud, sino también al ejercicio de su arte, no dudó en acudir a la policía para pedirle protección contra aquella mujer que lo perturbaba. A mediados de 1897 había agotado todos sus recursos financieros, y tuvo que buscarse un alojamiento más barato, primero en la rue Cortot, en una habitación no mucho más grande que un armario, y dos años más tarde a Arcueil, en las afueras de París, cuyos diez kilómetros de distancia hasta el centro de la ciudad solía recorrer a pie, dada su aversión a los tranvías. Se le podía ver saliendo de su apartamento en Arcueil y caminando hasta París, a Montmartre o Montparnasse, para regresar del mismo modo a la caída de la noche. Muchos compositores le aclamaban como un maestro, en especial los jóvenes innovadores conocidos como Les Six, a quienes conoció a través de Jean Cocteau. También influyó en otros compositores franceses mayores que él, como Claude Debussy. Cuando murió y sus amigos violaron la intimidad en la que se había clausurado durante tres décadas, encontraron un manojo de cartas dirigidas a Suzanne, que Eric jamás se atrevió a enviar.

© BiografiasyVidas y JuanBonillaWeb


Gymnopedie Nº1

 
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